Página 2 - Boletin ACPP_ Epecial Haiti

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ACPP desde 1990
B O L E T Í N
lo que hacemos mes a mes
contra la desigualdad, redistribución
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2/2015 Actividades de enero
El barco
Recibo una llamada esta mañana y resulta ser
Miguel Ángel Blanco, de ACPP. Me pide que
haga un escrito sobre el transporte de ayuda
humanitaria a Haití que se hizo en barco, de
cuando el terremoto del 2010. Hace cuatro años
al menos que no tengo contacto con nadie de la
dirección. Ato cabos, pienso: "quinto aniversa-
rio del terremoto de Haití". Resulta que yo era
el encargado de "auditar" - no se me ocurre un
término más adecuado ahora- que todo fuera
según lo previsto, es decir, que hubiera llegado
a Haití lo que se estaba enviando
desde República Dominicana.
Como el tema urge, al parecer, se
me pide que sea lo más rápido posi-
ble con el escrito - hay costumbres
que nunca cambian, por un mo-
mento me ha entrado nostalgia de
mi época acepepera-. Así que no
podré realizar ninguna labor de do-
cumentación, tan solo escribir de
memoria de lo que me acuerde so-
bre aquello.
En esos días febriles las noticias se
llenaban con el desastre humanita-
rio de Haití, la gente, tocada por las
escalofriantes imágenes, quería
ayudar. Montañas de dinero caye-
reflejo de lo que fue el post-terremoto en gene-
ral; todo muy improvisado. Pero pensándolo
bien, ¿podría haber sido de otra manera una
emergencia de estas características?
El caso es que el Gobierno dominicano - y ya
entro en el tema que nos concierne - había cedi-
do para la nación "amiga", en un gesto de bue-
na voluntad, un par de buques de guerra para el
traslado de la ayuda. Los barcos se llenaban
hasta los topes (60 toneladas) antes de poder
salir, no podían ir vacíos ya que
la gasolina les salía muy cara.
Se zarpaba del puerto de Pe-
dernales (República Dominica-
na) para llegar a Jacmel (Haití)
al cabo de 6 horas más o me-
nos. Por lo que recuerdo los
marines dominicanos se porta-
ron siempre muy bien conmi-
go, y nunca presencié intentos
de pillaje del material que
transportaban. En Jacmel, en
cambio, alguna vez tuvimos
que "defender" vehemente-
mente nuestra carga de un
funcionario
avispado,
que
aprovechaba cualquier ocasión
para secuestrar lo que llegaba
ron vertical y horizontalmente en manos de mi-
les de ONG en todo el mundo, y con más o me-
nos fortuna ese dinero iba llegando a cuentago-
tas en forma de ayuda de emergencia.
A mÍ, ajeno al mundo ONG hasta aquel momen-
to, me tocó estar allí por una serie de casualida-
des. Estaba en el sofá de casa, y lo siguiente que
recuerdo es estar subiendo en un barco militar
con 18.000 $ encima y 12 toneladas de ayuda
humanitaria bajo mi control. ¿Loco, verdad? un
La casa parecía crujir, en escasos segundos, en
varias paredes, aparecieron grietas estructura-
les, y la cama parecía una barca en medio de
una tempestad. Debió de ser apenas un minuto,
pero nos parecieron varias horas. Con lo puesto,
salimos corriendo a la calle, una calle ya blanca
de los cascotes de casas destruidas, una calle
donde sólo se oían gritos y lamentos y se per-
El terremoto y cinco años después
cibía el pánico.
Cuando empezaron a aparecer noticias más o
menos fiables, supimos que el terremoto había
pegado fuerte en Puerto Príncipe, y que Jacmel,
donde nos encontrábamos y donde hubo un
40% de destrucción de infraestructura, estaba
muy lejos del epicentro. Aún así, en las sucesi-
vas réplicas, en la tercera en
concreto, el epicentro se situó
a unos 27 km de la ciudad,
acentuando la destrucción y
las pérdidas. Haití, ya de por sí
bruscamente golpeado por la
miseria y el desgobierno, sufr-
ía ahora un seísmo que costó
casi 300.000 vidas. Carreteras,
comunicaciones, instalaciones
de agua, escuelas, centros de
salud, cosechas … un golpe
que tardaría muchos años en
curar.
Quedaba todo por hacer. Y hoy, cinco años des-
pués, a pesar de las múltiples promesas, de la
ayuda recibida, aún pueden verse huellas y re-
fugiados en sus aldeas más próximas. Entonces
quedaba todo por hacer: desescombrar, instalar
refugios, recuperar redes sanitarias, distribuir
agua y contar sus muertos. Hoy, todavía, a pe-
sar del olvido de algunas instituciones y del es-
fuerzo realizado, también queda mucho por
hacer.
Xavi Sala.
Equipo ACPP Haití